martes, 6 de noviembre de 2007

YA NUNCA ME VERAS COMO ME VIERAS

(EL BARBA)

Algunos dicen que Pompeya (Que el poeta describió en “Sur”, “Barrio de Tango” y “Mano Blanca”) no cambió demasiado. Pero se extrañan varios lugares citados en los tangos.

El emblemático cruce de la Avenida Centenera y Tabaré, en el mismo corazón del barrio de Pompeya, rescata la figura de uno de los más trascendentes poetas del tango, Homero Manzi.

La esquina “Manoblanca”, como una de sus canciones la recuerda, permite con la imaginación viajar en el tiempo, volviendo a la época de las casas pequeñas, acompañadas del viejo terraplén y ordenadas por calles lejanas, llenas de luna y misterio.

Un día cualquiera de 1947, Manzi, cuyo verdadero nombre era Homero Nicolás Manzione Prestera, se sentaba en una mesa del café “El Aeroplano”, en la esquina noroeste de San Juan y Boedo, el que luego se llamó “El Canadean” y más tarde fué “La Esquina de Homero Manzi”.

Se había citado en ese café con las musas, y las musas concurrieron puntualmente. De ese encuentro surgieron las estrofas de uno de los tangos más perdurables: “Sur”, que junto a “Barrio de Tango” y “Manoblanca” inmortalizarán en poesía el barrio de Pompeya.

A años de existencia de “Sur”, con música de Aníbal Troilo, es que nos acercamos al barrio para ver los cambios que se han hecho desde entonces, pero no desde el 47, sino desde mucho más atras, de cuando Homero estaba como pupilo en el Colegio Luppi, ubicado exactamente en Centenera y Tabaré, desde los 13 a los 16 años, en el cual desde la ventana de su dormitorio podía ver el paredón, el almacén y la esquina del herrero, que años más tarde plasmó en sus versos del tango mencionado.

Y a esas mismas calles volvió después, a sus veintitantos años a cometer un amor; Juana “La Rubia”, a visitar a Manoblanca, hijo del tropero Musladino, cuya casa separaba la entrada de caballos para la herrería y la vereda donde se estacionaban los carros, todo por Centenera, desde Tabaré hasta un poco pasando lo que es hoy la Librería de Cora, en Centenera y Cóndor.

Por entonces no existía la cortada Colombo Leoni, nombre del director del Colegio Luppi, que quedaba al frente, tampoco existía la salida a Centenera de la calle Cóndor. Se puede constatar eso, porque figura en los planos de 1932, que Homero Manzi hizo como guía del automovilista.

En esa guía, Homero marcó donde estaba la herrería y de allí se desprende lo importante que había sido para él la existencia de ese establecimiento frente a su ventana del Colegio Luppi.

De la manzana triangular donde estaba el colegio, Centenera, Esquiú, Homero Manzi- no queda casi nada de lo que Homero menciona en el tango “Sur”. Ahora se encuentra un bar, locales con cortinas metálicas y un cantero redondo con algunas flores silvestres. Casi no se puede encontrar el pasado.

En la cuadra de Esquiú y Tilcara, donde estaba el almacén y al cual Homero hace mención, hoy se ha transformado en un estacionamiento. El Colegio Luppi, donde el poeta cursó sus estudios desde 1920 hasta 1923 pasó a ser un bar con locales comerciales. El paredón se hallaba a unos pocos metros de ahí.

“El terraplén sigue estando, el que se extendía desde la Avenida Saenz hasta Villa Soldati, el tren sigue pasando por arriba. Cuando él menciona “Un Farol balanceándose en la barrera” eran las vías que iban hacia el Oeste, donde ahora se encuentra la Avenida Perito Moreno.

La luz de almacén era la de un bar de la familia Serventi, donde se jugaba a las bochas y tenía despacho de bebidas y almacén. Homero desde su dormitorio veía la lucesita mortesina de un farol. Ahora hay una playa de estacionamiento y enfrente un establecimiento”.

La inundación de la que habla Homero aún sigue ahí. La zona era de terrenos bajos e inundables, de modo que las lluvias torrenciales creaban peligro. El agua avanzaba con todo, por eso hicieron terraplenes para detenerla.

“Sur” se puede decir que lo escribió un poeta que tenía la memoria de cuando era chico y observaba. Es un tango que sintetiza el paisaje sin ninguna fantasía. El paredón seguramente era el de la curtiembre Luppi, y ahí sigue estando, con leyendas escritas en él, de un pasado imborrable, a lo largo de la calle Esquiú.

El Instituto Histórico de la Ciudad investigó el tema de los lugares que se mencionan en “Sur”, para constatar su veracidad. En uno de sus expedientes analiza la esquina de Esquiú y Tilcara: “Tenía una vidriera donde bién podía haberse recostado Manzi”, dice. Y hasta habla del perfume de yuyos y de alfalfa, vegetación profusamente extendida en la época.

Alguna vez dijo Manzi: “La herrería perfuma todo el barrio con su olor a caballo y revive en mi recuerdo la sinceridad de las horas vividas para adentro”, horas que supo cristalizar en las letras de sus tangos para dejar impreso un cálido mensaje de amor a ese barrio.

El Alfalfar estuvo hasta 1940, Juana “La Rubia” vivió largos años en esa casa de la calle Corrales al 1200, a dos cuadras del famoso boliche y donde estaba la barrera donde se balanceaba el farol.

Un lugar de Pompeya, un barrio de casas bajas con reminiscencias de provincia por la Avenida Cruz, por los pasajes. Barrio de talleres mecánicos y corralones de materiales. Casas amplias y flores silvestres junto a las vías.

Pero Pompeya se ha transformado, pese a los recuerdos de los memoriosos, de los nostálgicos, ya no es la del tango, el escenario aquél donde Homero Manzi se inspiró para escribir “Sur”, ahora es “arena que la vida se llevó...”, mal que nos pese.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

NO ESTOY DE ACUERDO QUE EL COLEGIO LUPPI DESAPARECIÓ.EL BAR NOTABLE EL BUZÓN, MANTIENE VIVO SU RECUERDO, SIENDO LA ÚNICA PARTE DEL INMUEBLE QUE QUEDA EN PIE, MANTENIENDO EN SU PRIMER PISO, EL DORMITORIO QUE OCUPÓ EL "PIBE" HOMERO.- DESDE HACE UN AÑO Y MEDIO SE REALIZAN EXPECTÁCULOS DE TANGO LOS SEGUNDOS SÁBADOS DE CADA MES A LAS 13, LUCHANDO PARA QUE SE PUEDAN HACER TODOS LOS SÁBADOS.- QUIEN ESTO ESCRIBE ES EL DUEÑO DEL BAR NOTABLE EL BUZÓN.- FÉLIX ALBERTO FERNÁNDEZ.-