domingo, 23 de noviembre de 2008

Testimonios sobre El Zorzal Criollo

LA GENTE OPINA SOBRE GARDEL



Abelardo Arias.
(Escritor, Premio Nacional de Literatura):

Tuve oportunidad de verlo y escucharlo personalmente en el cine Broadway. Cantaba como yo y todos los demás de la sala hubiéramos deseado hacerlo. Gardel representa lo popular elevado a su más alta jerarquía. Además hizo conocer el nombre de nuestro país en todo el mundo.

Horacio Ferrer.
(Poeta):


Es el más grande artista que ha surgido en este siglo en el hemisferio sur. Aunque lo busquen con lupa no van a encontrar otro como él. Hablé de hemisferio sur porque tal vez haya una especie de fatalidad histórica de la cultura que vaya derivando de la inmensa obra del hemisferio norte hacia nosotros. Gardel fue, como tipo humano, un precursor de este siglo.
Tuvo la inmensa fortuna de no darse cuenta de que estaba haciendo una obra tan enorme. Por eso pudo seguirla. Su figura sigue intacta, nunca pasará de moda. Fue lo que dije: un precursor del figurín masculino del siglo XX.

Francisco López Grela.
(Pintor):


Gardel supo traducir a través de sus interpretaciones magistrales el sentimiento de todo un pueblo, ese mismo pueblo que lo erigió, sin dudas, en su máximo ídolo. E.A.

Enzo Valentino.
(Cantor y autor de Tangos):

Yo lo escuché en el año 1933 en Cañada de Gómez, cantó acompañado por Barbieri, Vivas y Pettorossi. Es en toda su extensión el maestro mayor del arte del canto nacional. E.A.




Hermenegildo Sábat.
(Artista Plástico):

Gardel tuvo la facilidad aparente de un superdotado, pero no debe dudarse su probidad profesional y sus legítimos deseos de superación. Desde sus primitivas grabaciones realizadas con precarios elementos técnicos, hasta las últimas evidencias previas a su muerte en 1935, su formidable testimonio no desmiente el clamor que indica que cada día canta mejor.

Timo Zorraquín.
(Periodista):

GARDEL: Una familiaridad de foto coloreada en el espejo del colectivo, un tango en la memoria que el tiempo al repetirlo vuelve más sabio y profundo, una sonrisa ganadora que emerge detrás de las cosas argentinas, incluso detrás de la bronca, del llanto, de la pobreza y el desastre.
También es una simulación: una corbata y un traje, una ironía, una elegancia de baile. Una imagen afortunada que quedó acuñada en la moneda de juego de un país complicado y perezoso.

Carlitos también grabó un fox-trot. Y en esta última ramita de párrafo se posa el zorzal y canta, canta acertando en la emoción del pueblo, con arte, con verdad de vida, aunque el íntimo secreto de su voz sea siempre un misterio, trascendiéndose, recreándose sin pausa en la memoria de su gente. E.A.

Adrian Guida.
(Cantor de la Orquesta de Osvaldo Pugliese):

Dentro del cancionero popular es el inventor del tango. Como símbolo de personalidad, es el prototipo del porteño. Su conducta profesional es ejemplar, signada además, en semejante intérprete, por la sencillez y humildad. E.A.

Edmundo Guibourg.
(Escritor):

Extraño e irresistible influjo de su simpatía. He visto a notables intelectuales y artistas europeos buscar su amistad tan comunicativa. No olvidaré nunca que mientras se vestía en su camarín del Palace de Barcelona, lo esperaba pacientemente el patriarcal Santiago Rusiñol, deseoso de hechar un párrafo luego en el café... ni olvidaré cuando Pierotti venía jadeante a buscarme, porque Jacinto Benavente había invitado a almorzar en Capucines a Carlos y éste me reclamaba de urgencia en su timidez atribulada. ...Carlitos Chaplin... evadiéndose de la curiosidad popular, solía llamarlo a Carlos aparte en las tertulias del Palace de la Mediterranée en Niza.

Samuel Eichelbaum.
(Escritor, Autor Teatral):

...En realidad era muy difícil no admirar a Gardel: para mi era imposible verlo sin captar en él algo así como... ¿qué podría decirle?... como de predestinado.
La persona de Gardel era verdaderamente interesante. Porteñísimo en sus maneras, era sumamente pulcro en el vestir, muy atildado, dentro del estilo de su elegancia.



domingo, 16 de noviembre de 2008

De Estilo Refinado y Aristocratizante

EL BANDONEÓN DE FRESEDO


Fue la de Osvaldo Fresedo una de las figuras fundamentales de la historia del tango, que tuvo como protagonista por espacio de casi sesenta años de labor brillante e ininterrumpida.
Leyendo un artículo del Dr. Luis A.Sierra, encontramos un juicio que consideramos de interés reproducir por todo lo que significó el autor de "Sollozos", pero también por lo que encierra aquel acerca del tango, como expresión de nuestra cultura. Dice Sierra: "Desde los comienzos de su primera orquesta, allá por 1919, se advirtió ya la calidad musical y el equilibrio sonoro que iba a prevalecer como sello inconfundible y preponderante de toda su trayectoria profesional.
Fue introduciendo en la ejecución instrumental del tango recursos tan interesantes como los "stacattos" pianísimos, los "crescendos" ligados y los atractivos efectos de síncopa en una constante gama de matices de muy variado colorido; Además fue concediendo también mayores oportunidades de lucimiento personal a los instrumentalistas, incorporando los solos de piano de ocho compases y colocando en primer plano los contracantos de violines (impropiamente denominados "armonías") con mayor autonomía de expresión a la vez de renovar los expresivos y sobrios fraseos de bandoneón en la mano izquierda.
Incluso se permitió el lujo de introducir en esas evolucionadas formaciones algunos timbres instrumentales no tradicionales del tango, como cierto fondo de percusión discretamente utilizados, pantallazos oportunos de vibrafon y algún aporte ensamblador de las cuerdas con delicados toques arpísticos. Todo dentro de un contexto orquestal de perfecto ajuste y refinado buen gusto. Y por supuesto conservando intactas las concepciones rítmicas y melódicas que hacen a la esencia misma de nuestro tango, es decir los atractivos de la belleza musical inteligentemente conciliados con la autenticidad inconfundible de una manifestación artística eminentemente popular".
"Como ejecutante, podría decirse que de los bandoneonistas que alcanzaron notoriedad, Osvaldo Fresedo fue el que conservó mayor semejanza interpretativa con las fórmulas de ejecución propuestas por Eduardo Arolas en cuanto a estilo, sobriedad, sonoridad y concepción armónica directa, sin amanerados rebuscamientos virtuosistas y de profundo respeto por la melodía originaria".


Osvaldo Fresedo ejecutando su Bandoneón


"Como Arolas, tampoco es solista por excelencia, no siente el tango para expresarlo instrumentalmente solo con miras al lucimiento preciosista del concierto. Pero lo mismo que Arolas, logra Fresedo lo fundamental, lo más difícil en la ejecución bandoneonística del tango que es el ligado de los sonidos, arte sencillo y a la vez complejo de desterrar las estridencias antimusicales y las espectacularidades vacías de contenido artístico.
Prefiere Fresedo diluir sabiamente su bandoneón conductor en la proyección integral de la orquesta, amalgama de sonido y depurada musicalidad en el esmerado empleo de los matices y en el buen gusto de la difícil simplicidad de sus siempre equilibradas y originales versiones".


domingo, 2 de noviembre de 2008

Hábil Interprete de Piano, Guitarra ,Violín y Armonio

EL ALMA DE UN BARRIO
(Juan De Dios Filiberto)


Nombrar a JUAN DE DIOS FILIBERTO es nombrar al alma colorida de La Boca. En ese barrio vino al mundo el 8 de marzo de 1885, hijo de Juan Filiberto “Mascarilla”, un célebre bailarín de fines del pasado siglo.

Demoró Filiberto en entrar en el territorio del tango. El primero que compuso “Guaymallén”, data de 1915, es decir cuando el músico andaba por sus treinta años. A éste siguieron “De mi Tierra”, “Se recomienda Solo”, “Cura segura” y “Suelo Argentino”. Hasta que en 1918, dio a luz su primer éxito, “Quejas de Bandoneón”.

Se trataba de tangos instrumentales, pero Filiberto estaba destinado al tango-canción o a la “canción porteña” como rotuló a algunos de los que compuso. Muchos fueron los poetas que colaboraron en sus creaciones: Gabino Coria Peñaloza (“Caminito”, “El Pañuelito”); Juan Bruno (“Langosta”, “Yo te Bendigo”); Fernán Silva Valdés (“Clavel del Aire”); Enrique Santos Discépolo (“Malevaje”); Luis Mario (Pseudónimo que utilizaba María Luisa Carnelli) (“Cuando Llora la Milonga”, “Linyera”); Lito Bayardo (“La Canción”); Celedonio Flores (“Comadre”); Alberto Vacarezza (“Botines Viejos”) por solo nombrar a algunos.

También incursionó Filiberto en otros géneros musicales, como el vals (“María”, “Amor que Muere”); la zamba (“¡Ay, Zamba”!); el gato (“Chúcaro”) y entre otros ritmos, la música de concierto (“Procesión de la Milonga”). No por nada dijo alguna vez: “Creo que desperté firmemente para la música luego de oir la “Novena Sinfonía” de Beethoven. Me señaló un rumbo firme, definitivo.

Falleció el inspirado melodista el 11 de noviembre de 1964 pero no se fué del todo, nos dejó sus tangos inmortales.


Nuevas Sonoridades y Diseños Estéticos para el Tango

LA OTRA VANGUARDIA
(Eduardo Rovira)


Promediaba la década del ´50 cuando surgieron los rezongos vanguardistas del bandoneón de EDUARDO OSCAR ROVIRA,en una línea completamente alejada del estilo de Piazzolla. Horacio Ferrer lo definió certeramente al señalar: “Resulta una versión razonadora de la obra esencialmente pasional de Astor Piazzolla”.

Nacido el 30 de abril de 1925 en la ciudad de Lanús (Pcia de Bs As), Rovira debutó cuando apenas tenía 9 años, en la orquesta de Francisco Alessio. De allí en más integró diversas agrupaciónes entre ellas las de Miguel Caló, Orlando Goñi, Osmar Maderna, José Basso y Alfredo Gobbi. En los ’60 participó en las formaciónes de Héctor Artola, Reynaldo Nichele y Atilio Stampone.

Pero desde mediados de los ’50 –como quedó dicho- dirigió tercetos, cuartetos, sextetos y algunas agrupaciones de mayor envergadura. Se distinguió, asimismo, por la inclusión de instrumentos ajenos al tango, como el oboe, sumado a su larga duración “Tangos en la Universidad”.

Posteriormente, en 1971, agrgó saxo tenor, corno, fagot y clarón, además de volver al oboe. Su obra ofrece títulos como “El engobbiao”, “A Evaristo Carriego”, “Tango en Tres”, “Sónico”, “Sólo en la Multitud”, “Tristoscuro”, “A Roberto Arlt”, “Febríl”, “Monotemático”, “Azul y Yo”, “Cita con Nadie” (Julio Camilloni); “Otro” (Enrique Duca); “Bandomanía”, “Milonga para Mabel y Peluca”, “Preludio de la Guitarra Abandonada”.

Falleció el 30 de junio de 1980 en la ciudad de La Plata a consecuencias de un paro cardíaco, cuando ya había dejado una clara propuesta: “¿Como puedo yo hacerle vivir musicalmente al hombre de hoy cosas que ya son historias tan viejas?”, todo ello, respetando siempre al tango tradicional, aunque lo considerara cosa del pasado.


Ritmo Canyengue y Profundamente Bailable

...O TODO EL TANGO
(Francisco Canaro)


Decir FRANCISCO CANARO es citar, prácticamente, toda la historia del tango. Vino al mundo en la uruguaya ciudad de San José de Mayo, el 26 de noviembre de 1888, y en 1898 estaba ya radicado en Buenos Aires. Desde poco tiempo después –cuando comenzó a tañir su primer violín, de fabricación casera- y hasta su deceso, ocurrido el 14 de diciembre de 1964, vivió por y para el tango.

La música de Buenos Aires le reportó mucho dinero, pero también mucho fue lo que hizo por ella. Por ejemplo, integró la primera agrupación denominada “orquesta típica” –la de Vicente Greco-, conformó la primera orquesta que sonaba realmente a orquesta –oiganse sus grabaciones de 1919-, participó en la fundación de tres asociaciones pro derechos autorales y en la definitiva SADAIC, incluyó en la típica el contrabajo, el vocalista y el dúo de cantores.

A partir de 1928 creó la corriente sinfónica, con tangos fantasía como “Pajaro Azul”, “Halcón Negro”, “Mirlo Blanco” o “El Rey del Bosque”. En 1937 volvió a la pequeña agrupación, conformando el célebre “Quinteto Pirincho”, para realizar exclusivamente grabaciones, en tanto se presentaba ante el público con su orquesta.

Dejó una extensa nómina de tangos clásicos, como: “La Tablada”, “El Pollito”, “Charamusca”, “El Chamuyo”, “Tiempos Viejos”, “Nobleza de Arrabal”, “Madreselva”, “La Última Copa”, “La Brisa”, “Adios Pampa Mía”, “Sentimiento Gaucho”, “El Pinche”, “Destellos”...

En otros géneros, produjo “Corazón de Oro” (vals), “¿Donde hay un Mango?” (ranchera), “Paja Brava” (pericón), “Se dice de Mí” (milonga), etc.

Sí, decir Francisco Canaro es decir el tango.


Estilo, Color de Voz y Temperamento Expresivo

CON SANGRE IRLANDESA
(Blanca Mooney)



En 1956 obtuvo el segundo premio en un concurso de cantantes organizado por una revista del espectáculo en el Luna Park. En el mismo certamen surgieron otras voces que también tuvieron su peso en la canción porteña. Silvia del Río, Ruth Durante y Nelly Vazquez. Luego de tres décadas y media de actividad tanguera, la muerte silenció su garganta el 9 de mayo de 1991.

Se llamaba BLANCA MOONEY –no se trata de un seudónimo; por sus venas corría sangre irlandesa- y había nacido en la localidad bonaerense de 9 de Julio. En la época del concurso que la lanzó a la fama, estaba radicada en Banfield.

Aquél segundo puesto le dió la oportunidad de hacer oír su voz a través de Radio Belgrano, con un contrato de dos meses, que luego fué renovado para ser incorporada al elenco de la emisora hasta 1958. El éxito obtenido hizo que, en 1959, Osvaldo Fresedo la incluyera como vocalista de su orquesta.

Su creciente popularidad le permitió convertirse en solista al poco tiempo. Llegó entonces su primer Larga Duración, en el que fué secundada por su conjunto acompañante, que dirigía el pianista José Marquez. La fonografía nos acercó entonces sus excelentes versiónes de “Café de Los Angelitos”, “Uno”, “Alma de Bandoneón” y otras páginas con las que logró verdaderas creaciones, como ya lo había hecho, junto a Fresedo, con “Julián” y “Arrabalera”.

Contrajo matrimonio con Ricardo Caletti, del que nacieron dos hijos, Javier y Marcelo, y se radicó en Córdoba. Con los años, intentó restaurar su vieja fama como parte del espectáculo, y lo logró con “Tango a Bordo”, con el que la aplaudió el público de América latina y de los Estados Unidos. Fué la consagración final.


Voz Varonil y Fraseo Delicado

ÍDOLO DEL 40
(Julio Martel)


Pasar por la plazoleta de Munro que lleva el nombre de JULIO MARTEL es sentir la satisfacción de que, por fin, se le ha rendido el homenaje en vida a una de las grandes voces del tango.

Con el nombre de Julio Harispe, nació el 6 de agosto de 1923. Su debut se produjo como vocalista de la Orquesta Samalvide, en 1939, pero el éxito recién le llegaría cuatro años más tarde, cuando Alfredo De Angelis lo convocó para cantar en su agrupación, compartiendo la faz vocal de la misma con el muy popular Carlos Dante.

En setiembre de aquél 1943 apareció la primera grabación de Martel con De Angelis, el tango “Que Buena es”. Luego vendrían una infinidad de páginas recreadas por su voz comunicativa y particular: “Girón Porteño”, “Rosicler”, “Chorra”, “La Vida me Engañó” y tantas otras. O aquellos inolvidables dúos con su compañero Dante: “Ilusión Azul”, “Del Pasado”, “Pobre Flor”, “Pregonera”...

Los gloriosos bailes en clubes de barrio, sus actuaciones en la popularísima audición radial “Glostora Tango Club” y los discos de Odeón consagraron a Martel como una de las voces que más hondo calaron en el pueblo, allá por los dorados años ´40.

En 1952 se desvinculó de don Alfredo para pasar al conjunto de Oscar Castagnaro. En 1953 protagonizó la película “El Ídolo del Tango” y continuó su labor como solista, hasta que los años lo llevaron a silenciar su canto. De ese modo, no debió competir en desventaja con sus viejas grabaciones, como les ocurre a tantos veteranos cantores.

Hoy, y desde 1992, en la plazoleta de Vélez Sársfield y Fleming, una placa hace justicia a una de las grandes voces del ´40: “El pueblo de Munro a su ídolo popular”. Julio Martel –el lector estará de acuerdo- se lo merece. Fallece el 19 de febrero de 2009 a los 85 años de edad.