domingo, 23 de noviembre de 2008

Testimonios sobre El Zorzal Criollo

LA GENTE OPINA SOBRE GARDEL



Abelardo Arias.
(Escritor, Premio Nacional de Literatura):

Tuve oportunidad de verlo y escucharlo personalmente en el cine Broadway. Cantaba como yo y todos los demás de la sala hubiéramos deseado hacerlo. Gardel representa lo popular elevado a su más alta jerarquía. Además hizo conocer el nombre de nuestro país en todo el mundo.

Horacio Ferrer.
(Poeta):


Es el más grande artista que ha surgido en este siglo en el hemisferio sur. Aunque lo busquen con lupa no van a encontrar otro como él. Hablé de hemisferio sur porque tal vez haya una especie de fatalidad histórica de la cultura que vaya derivando de la inmensa obra del hemisferio norte hacia nosotros. Gardel fue, como tipo humano, un precursor de este siglo.
Tuvo la inmensa fortuna de no darse cuenta de que estaba haciendo una obra tan enorme. Por eso pudo seguirla. Su figura sigue intacta, nunca pasará de moda. Fue lo que dije: un precursor del figurín masculino del siglo XX.

Francisco López Grela.
(Pintor):


Gardel supo traducir a través de sus interpretaciones magistrales el sentimiento de todo un pueblo, ese mismo pueblo que lo erigió, sin dudas, en su máximo ídolo. E.A.

Enzo Valentino.
(Cantor y autor de Tangos):

Yo lo escuché en el año 1933 en Cañada de Gómez, cantó acompañado por Barbieri, Vivas y Pettorossi. Es en toda su extensión el maestro mayor del arte del canto nacional. E.A.




Hermenegildo Sábat.
(Artista Plástico):

Gardel tuvo la facilidad aparente de un superdotado, pero no debe dudarse su probidad profesional y sus legítimos deseos de superación. Desde sus primitivas grabaciones realizadas con precarios elementos técnicos, hasta las últimas evidencias previas a su muerte en 1935, su formidable testimonio no desmiente el clamor que indica que cada día canta mejor.

Timo Zorraquín.
(Periodista):

GARDEL: Una familiaridad de foto coloreada en el espejo del colectivo, un tango en la memoria que el tiempo al repetirlo vuelve más sabio y profundo, una sonrisa ganadora que emerge detrás de las cosas argentinas, incluso detrás de la bronca, del llanto, de la pobreza y el desastre.
También es una simulación: una corbata y un traje, una ironía, una elegancia de baile. Una imagen afortunada que quedó acuñada en la moneda de juego de un país complicado y perezoso.

Carlitos también grabó un fox-trot. Y en esta última ramita de párrafo se posa el zorzal y canta, canta acertando en la emoción del pueblo, con arte, con verdad de vida, aunque el íntimo secreto de su voz sea siempre un misterio, trascendiéndose, recreándose sin pausa en la memoria de su gente. E.A.

Adrian Guida.
(Cantor de la Orquesta de Osvaldo Pugliese):

Dentro del cancionero popular es el inventor del tango. Como símbolo de personalidad, es el prototipo del porteño. Su conducta profesional es ejemplar, signada además, en semejante intérprete, por la sencillez y humildad. E.A.

Edmundo Guibourg.
(Escritor):

Extraño e irresistible influjo de su simpatía. He visto a notables intelectuales y artistas europeos buscar su amistad tan comunicativa. No olvidaré nunca que mientras se vestía en su camarín del Palace de Barcelona, lo esperaba pacientemente el patriarcal Santiago Rusiñol, deseoso de hechar un párrafo luego en el café... ni olvidaré cuando Pierotti venía jadeante a buscarme, porque Jacinto Benavente había invitado a almorzar en Capucines a Carlos y éste me reclamaba de urgencia en su timidez atribulada. ...Carlitos Chaplin... evadiéndose de la curiosidad popular, solía llamarlo a Carlos aparte en las tertulias del Palace de la Mediterranée en Niza.

Samuel Eichelbaum.
(Escritor, Autor Teatral):

...En realidad era muy difícil no admirar a Gardel: para mi era imposible verlo sin captar en él algo así como... ¿qué podría decirle?... como de predestinado.
La persona de Gardel era verdaderamente interesante. Porteñísimo en sus maneras, era sumamente pulcro en el vestir, muy atildado, dentro del estilo de su elegancia.



domingo, 16 de noviembre de 2008

De Estilo Refinado y Aristocratizante

EL BANDONEÓN DE FRESEDO


Fue la de Osvaldo Fresedo una de las figuras fundamentales de la historia del tango, que tuvo como protagonista por espacio de casi sesenta años de labor brillante e ininterrumpida.
Leyendo un artículo del Dr. Luis A.Sierra, encontramos un juicio que consideramos de interés reproducir por todo lo que significó el autor de "Sollozos", pero también por lo que encierra aquel acerca del tango, como expresión de nuestra cultura. Dice Sierra: "Desde los comienzos de su primera orquesta, allá por 1919, se advirtió ya la calidad musical y el equilibrio sonoro que iba a prevalecer como sello inconfundible y preponderante de toda su trayectoria profesional.
Fue introduciendo en la ejecución instrumental del tango recursos tan interesantes como los "stacattos" pianísimos, los "crescendos" ligados y los atractivos efectos de síncopa en una constante gama de matices de muy variado colorido; Además fue concediendo también mayores oportunidades de lucimiento personal a los instrumentalistas, incorporando los solos de piano de ocho compases y colocando en primer plano los contracantos de violines (impropiamente denominados "armonías") con mayor autonomía de expresión a la vez de renovar los expresivos y sobrios fraseos de bandoneón en la mano izquierda.
Incluso se permitió el lujo de introducir en esas evolucionadas formaciones algunos timbres instrumentales no tradicionales del tango, como cierto fondo de percusión discretamente utilizados, pantallazos oportunos de vibrafon y algún aporte ensamblador de las cuerdas con delicados toques arpísticos. Todo dentro de un contexto orquestal de perfecto ajuste y refinado buen gusto. Y por supuesto conservando intactas las concepciones rítmicas y melódicas que hacen a la esencia misma de nuestro tango, es decir los atractivos de la belleza musical inteligentemente conciliados con la autenticidad inconfundible de una manifestación artística eminentemente popular".
"Como ejecutante, podría decirse que de los bandoneonistas que alcanzaron notoriedad, Osvaldo Fresedo fue el que conservó mayor semejanza interpretativa con las fórmulas de ejecución propuestas por Eduardo Arolas en cuanto a estilo, sobriedad, sonoridad y concepción armónica directa, sin amanerados rebuscamientos virtuosistas y de profundo respeto por la melodía originaria".


Osvaldo Fresedo ejecutando su Bandoneón


"Como Arolas, tampoco es solista por excelencia, no siente el tango para expresarlo instrumentalmente solo con miras al lucimiento preciosista del concierto. Pero lo mismo que Arolas, logra Fresedo lo fundamental, lo más difícil en la ejecución bandoneonística del tango que es el ligado de los sonidos, arte sencillo y a la vez complejo de desterrar las estridencias antimusicales y las espectacularidades vacías de contenido artístico.
Prefiere Fresedo diluir sabiamente su bandoneón conductor en la proyección integral de la orquesta, amalgama de sonido y depurada musicalidad en el esmerado empleo de los matices y en el buen gusto de la difícil simplicidad de sus siempre equilibradas y originales versiones".


domingo, 2 de noviembre de 2008

Hábil Interprete de Piano, Guitarra ,Violín y Armonio

EL ALMA DE UN BARRIO
(Juan De Dios Filiberto)


Nombrar a JUAN DE DIOS FILIBERTO es nombrar al alma colorida de La Boca. En ese barrio vino al mundo el 8 de marzo de 1885, hijo de Juan Filiberto “Mascarilla”, un célebre bailarín de fines del pasado siglo.

Demoró Filiberto en entrar en el territorio del tango. El primero que compuso “Guaymallén”, data de 1915, es decir cuando el músico andaba por sus treinta años. A éste siguieron “De mi Tierra”, “Se recomienda Solo”, “Cura segura” y “Suelo Argentino”. Hasta que en 1918, dio a luz su primer éxito, “Quejas de Bandoneón”.

Se trataba de tangos instrumentales, pero Filiberto estaba destinado al tango-canción o a la “canción porteña” como rotuló a algunos de los que compuso. Muchos fueron los poetas que colaboraron en sus creaciones: Gabino Coria Peñaloza (“Caminito”, “El Pañuelito”); Juan Bruno (“Langosta”, “Yo te Bendigo”); Fernán Silva Valdés (“Clavel del Aire”); Enrique Santos Discépolo (“Malevaje”); Luis Mario (Pseudónimo que utilizaba María Luisa Carnelli) (“Cuando Llora la Milonga”, “Linyera”); Lito Bayardo (“La Canción”); Celedonio Flores (“Comadre”); Alberto Vacarezza (“Botines Viejos”) por solo nombrar a algunos.

También incursionó Filiberto en otros géneros musicales, como el vals (“María”, “Amor que Muere”); la zamba (“¡Ay, Zamba”!); el gato (“Chúcaro”) y entre otros ritmos, la música de concierto (“Procesión de la Milonga”). No por nada dijo alguna vez: “Creo que desperté firmemente para la música luego de oir la “Novena Sinfonía” de Beethoven. Me señaló un rumbo firme, definitivo.

Falleció el inspirado melodista el 11 de noviembre de 1964 pero no se fué del todo, nos dejó sus tangos inmortales.


Nuevas Sonoridades y Diseños Estéticos para el Tango

LA OTRA VANGUARDIA
(Eduardo Rovira)


Promediaba la década del ´50 cuando surgieron los rezongos vanguardistas del bandoneón de EDUARDO OSCAR ROVIRA,en una línea completamente alejada del estilo de Piazzolla. Horacio Ferrer lo definió certeramente al señalar: “Resulta una versión razonadora de la obra esencialmente pasional de Astor Piazzolla”.

Nacido el 30 de abril de 1925 en la ciudad de Lanús (Pcia de Bs As), Rovira debutó cuando apenas tenía 9 años, en la orquesta de Francisco Alessio. De allí en más integró diversas agrupaciónes entre ellas las de Miguel Caló, Orlando Goñi, Osmar Maderna, José Basso y Alfredo Gobbi. En los ’60 participó en las formaciónes de Héctor Artola, Reynaldo Nichele y Atilio Stampone.

Pero desde mediados de los ’50 –como quedó dicho- dirigió tercetos, cuartetos, sextetos y algunas agrupaciones de mayor envergadura. Se distinguió, asimismo, por la inclusión de instrumentos ajenos al tango, como el oboe, sumado a su larga duración “Tangos en la Universidad”.

Posteriormente, en 1971, agrgó saxo tenor, corno, fagot y clarón, además de volver al oboe. Su obra ofrece títulos como “El engobbiao”, “A Evaristo Carriego”, “Tango en Tres”, “Sónico”, “Sólo en la Multitud”, “Tristoscuro”, “A Roberto Arlt”, “Febríl”, “Monotemático”, “Azul y Yo”, “Cita con Nadie” (Julio Camilloni); “Otro” (Enrique Duca); “Bandomanía”, “Milonga para Mabel y Peluca”, “Preludio de la Guitarra Abandonada”.

Falleció el 30 de junio de 1980 en la ciudad de La Plata a consecuencias de un paro cardíaco, cuando ya había dejado una clara propuesta: “¿Como puedo yo hacerle vivir musicalmente al hombre de hoy cosas que ya son historias tan viejas?”, todo ello, respetando siempre al tango tradicional, aunque lo considerara cosa del pasado.


Ritmo Canyengue y Profundamente Bailable

...O TODO EL TANGO
(Francisco Canaro)


Decir FRANCISCO CANARO es citar, prácticamente, toda la historia del tango. Vino al mundo en la uruguaya ciudad de San José de Mayo, el 26 de noviembre de 1888, y en 1898 estaba ya radicado en Buenos Aires. Desde poco tiempo después –cuando comenzó a tañir su primer violín, de fabricación casera- y hasta su deceso, ocurrido el 14 de diciembre de 1964, vivió por y para el tango.

La música de Buenos Aires le reportó mucho dinero, pero también mucho fue lo que hizo por ella. Por ejemplo, integró la primera agrupación denominada “orquesta típica” –la de Vicente Greco-, conformó la primera orquesta que sonaba realmente a orquesta –oiganse sus grabaciones de 1919-, participó en la fundación de tres asociaciones pro derechos autorales y en la definitiva SADAIC, incluyó en la típica el contrabajo, el vocalista y el dúo de cantores.

A partir de 1928 creó la corriente sinfónica, con tangos fantasía como “Pajaro Azul”, “Halcón Negro”, “Mirlo Blanco” o “El Rey del Bosque”. En 1937 volvió a la pequeña agrupación, conformando el célebre “Quinteto Pirincho”, para realizar exclusivamente grabaciones, en tanto se presentaba ante el público con su orquesta.

Dejó una extensa nómina de tangos clásicos, como: “La Tablada”, “El Pollito”, “Charamusca”, “El Chamuyo”, “Tiempos Viejos”, “Nobleza de Arrabal”, “Madreselva”, “La Última Copa”, “La Brisa”, “Adios Pampa Mía”, “Sentimiento Gaucho”, “El Pinche”, “Destellos”...

En otros géneros, produjo “Corazón de Oro” (vals), “¿Donde hay un Mango?” (ranchera), “Paja Brava” (pericón), “Se dice de Mí” (milonga), etc.

Sí, decir Francisco Canaro es decir el tango.


Estilo, Color de Voz y Temperamento Expresivo

CON SANGRE IRLANDESA
(Blanca Mooney)



En 1956 obtuvo el segundo premio en un concurso de cantantes organizado por una revista del espectáculo en el Luna Park. En el mismo certamen surgieron otras voces que también tuvieron su peso en la canción porteña. Silvia del Río, Ruth Durante y Nelly Vazquez. Luego de tres décadas y media de actividad tanguera, la muerte silenció su garganta el 9 de mayo de 1991.

Se llamaba BLANCA MOONEY –no se trata de un seudónimo; por sus venas corría sangre irlandesa- y había nacido en la localidad bonaerense de 9 de Julio. En la época del concurso que la lanzó a la fama, estaba radicada en Banfield.

Aquél segundo puesto le dió la oportunidad de hacer oír su voz a través de Radio Belgrano, con un contrato de dos meses, que luego fué renovado para ser incorporada al elenco de la emisora hasta 1958. El éxito obtenido hizo que, en 1959, Osvaldo Fresedo la incluyera como vocalista de su orquesta.

Su creciente popularidad le permitió convertirse en solista al poco tiempo. Llegó entonces su primer Larga Duración, en el que fué secundada por su conjunto acompañante, que dirigía el pianista José Marquez. La fonografía nos acercó entonces sus excelentes versiónes de “Café de Los Angelitos”, “Uno”, “Alma de Bandoneón” y otras páginas con las que logró verdaderas creaciones, como ya lo había hecho, junto a Fresedo, con “Julián” y “Arrabalera”.

Contrajo matrimonio con Ricardo Caletti, del que nacieron dos hijos, Javier y Marcelo, y se radicó en Córdoba. Con los años, intentó restaurar su vieja fama como parte del espectáculo, y lo logró con “Tango a Bordo”, con el que la aplaudió el público de América latina y de los Estados Unidos. Fué la consagración final.


Voz Varonil y Fraseo Delicado

ÍDOLO DEL 40
(Julio Martel)


Pasar por la plazoleta de Munro que lleva el nombre de JULIO MARTEL es sentir la satisfacción de que, por fin, se le ha rendido el homenaje en vida a una de las grandes voces del tango.

Con el nombre de Julio Harispe, nació el 6 de agosto de 1923. Su debut se produjo como vocalista de la Orquesta Samalvide, en 1939, pero el éxito recién le llegaría cuatro años más tarde, cuando Alfredo De Angelis lo convocó para cantar en su agrupación, compartiendo la faz vocal de la misma con el muy popular Carlos Dante.

En setiembre de aquél 1943 apareció la primera grabación de Martel con De Angelis, el tango “Que Buena es”. Luego vendrían una infinidad de páginas recreadas por su voz comunicativa y particular: “Girón Porteño”, “Rosicler”, “Chorra”, “La Vida me Engañó” y tantas otras. O aquellos inolvidables dúos con su compañero Dante: “Ilusión Azul”, “Del Pasado”, “Pobre Flor”, “Pregonera”...

Los gloriosos bailes en clubes de barrio, sus actuaciones en la popularísima audición radial “Glostora Tango Club” y los discos de Odeón consagraron a Martel como una de las voces que más hondo calaron en el pueblo, allá por los dorados años ´40.

En 1952 se desvinculó de don Alfredo para pasar al conjunto de Oscar Castagnaro. En 1953 protagonizó la película “El Ídolo del Tango” y continuó su labor como solista, hasta que los años lo llevaron a silenciar su canto. De ese modo, no debió competir en desventaja con sus viejas grabaciones, como les ocurre a tantos veteranos cantores.

Hoy, y desde 1992, en la plazoleta de Vélez Sársfield y Fleming, una placa hace justicia a una de las grandes voces del ´40: “El pueblo de Munro a su ídolo popular”. Julio Martel –el lector estará de acuerdo- se lo merece. Fallece el 19 de febrero de 2009 a los 85 años de edad.

viernes, 24 de octubre de 2008

Una Historia para Contar

¿DONDE ESTAS CORAZÓN?
(Tango Canción)


Una Obra que desde que ingresó al repertorio de los intérpretes ha ganado su favor por su gran repercusión en el público, es sin duda "DONDE ESTAS CORAZÓN" perteneciente al maestro Luis Martínez Serrano y nuestro conocido Augusto Pedro Berto. ¿Pero quien era Luis Martínez Serrano?. Ahí comienza la historia que queremos contar, por considerarla por demás interesante.

Fue un músico y compositor de origen español, nacido en Barcelona el 17 de Diciembre de 1900 que, al igual que otros compatriotas suyos llevó a cabo buena parte de su carrera en América.
El residió con sus padres entre 1907 y 1923 en Buenos Aires, donde estudió música en el Conservatorio del diario La Prensa perfeccionándose con los grandes maestros Alberto Williams y Ernesto Drangosch.
Durante las actuaciones que cumplió en 1921 en la capital argentina, fue pianista de la famosa "cupletista" Teresita Zazá (Teresa Marval) que le estrenó varias de sus obras como: "Hijo mío", "Pajarito Cantor", "Presentimiento", "Mujercita mía" y "Pobre madre".
Después se radicó durante 5 años nuevamente en México desde donde emprendió varias giras en las cuales volvió tres veces a Buenos Aires y en una de ellas se radicó en Chile, por espacio de 12 años, y en 1943 asumió la gerencia de la Editorial PHAM de Méjico, país en el que falleció el 29 de Agosto de 1970.
Durante su primera estadía en Méjico, compuso la canción mejicana original ¿DONDE ESTAS CORAZÓN? para la revista México a la vista" puesta en escena en Diciembre de ese año en el Teatro Regis de la capital azteca, interpretada por el trío integrado por las hermanas Ascencio y Julia Garnica.
¿Como se originó entonces la participación de Berto en la autoría de la obra?. En 1927 este integró junto al violinista Remo Bolognini y el pianista Roberto A.Tacchi un trío que actuaba en las presentaciones de la companía teatral de Camila Quiroga con la cual llegaron a Méjico. Allí escuchó esta bella composición de Martínez Serrano con quien probablemente se conocieran de Buenos Aires y con quien convino hacer el arreglo como tango comprometiéndose a obtener su difusión a cambio de lo cual participaría en un 50% del producido de los derechos de autor.
Tal la explicación acerca de la "autoría" de Berto del tango "Donde Estas Corazón? que pertenece como canción mejicana integralmente al español Martínez Serrano.


domingo, 19 de octubre de 2008

Compositor de páginas Memorables

TALENTOSO RENOVADOR
(Armando Pontier)


Poner en el tocadiscos obras como “Trenzas” (letra de Homero Expósito), “Anoche” (Cátulo Castillo), “Margo” (Expósito), “El Milagro” (Expósito), “Tabaco” (José María Contursi), “Corazón, no le Hagas Caso” (Carlos Bahr), “Bien Criolla y Bien Porteña” (Expósito), “Cada día te Extraño más” (Bahr), “Milongueando en el 40” o “A los Amigos” es encontrarse con parte de lo mejor de la canción de Buenos Aires.

El compositor de tales páginas memorables es ARMANDO PONTIER, que nació en Zárate, el 29 de agosto de 1917, con el nombre de Armando Punturero. Debutó en la ciudad de Buenos Aires en 1937, formando en la fila de bandoneónes de la orquesta de Juan Elhert, que había sido su maestro de solfeo, armonía y composicíon.

Pasó luego, a la Orquesta de Las Estrellas, la inolvidable y estupenda típica de Miguel Caló, semillero de músicos de enorme trayectoria posterior.

El 1º de setiembre de 1945 debutó con su propia orquesta, cuya dirección compartía con Enrique Mario Francini. Los novedosos arreglos, la calidad de los solos instrumentales y el estilo evolucionista que muestran sus interpretaciones, erigieron a la agrupación Francini-Pontier en uno de los conjuntos de mayor jerarquía de su tiempo y de la historia del tango.

En 1955 –exactamente a diez años de su formación-, el binomio Francini-Pontier se desintegró, habiendo marcado un verdadero hito en la trayectoria de la interpretación tanguera. A partir de entonces, Pontier pasó a dirigir su propia orquesta, con la cual llegó al Japón.

Otros de los tangos surgidos de la inspiración de este destacado hombre de la generación del ´40 son: “A Zárate”, “¡Que Falta que me Hacés!”, “Poema de Arrabal”, “A la Guardia Vieja”, entre muchos más.


Personalidad artística - literaria de Diversos Matices

UNA VIDA DE ÉXITOS
(Enrique P.Maroni)


Enrique Pedro Maroni había nacido en la localidad bonaerense de Bragado, el 17 de marzo de 1887, y falleció en Buenos Aires el 30 de diciembre de 1957. Fué, además de poeta, compositor, autor teatral y locutor radiofónico (speaker, se le decía entonces).

Reunió su poesía en cuatro libros, a los que tituló “Arreando Sueños”, “Camino de Violetas”, “La humilde cosecha” y “Versos de Maroni”. En teatro produjo 53 obras, entre ellas, “Un Programa de Cabaret”, “Adelante los que Quedan” (ambas a medias con Pascual Contursi), “Los Gorriones”, “En la Puerta de un Boliche”. Como hombre de radio, trabajó en las emisoras Prieto, Mayo, Splendid y Rivadavia.

Entre sus muchos tangos se cuentan “Micifuz”, “La Borrachera del Tango”, “Cicatrices”, “Entre Sombras” (los cuatro con Adolfo R.Avilés), “El Poncho del Olvido” (Avilés y Orfeo Giúdice), “Chola” (Antonio Polito), “Compañero” (Juan de Dios Filiberto), “Hipólito Yrigoyen” (con música propia), “Me lo dijo el Corazón” (Enrique Maciel) y “La Cumparsita” (en colaboración con Contursi y música de Gerardo Matos Rodríguez).

En otros géneros, le pertenecen “Tortazos” (José Razzano, Luis Casaravilla Sienra), “Tradición Gaucha” (Ignacio Corsini), milongas “La Carreta” (Avilés), “Machaza mi Suerte” (Francisco Pracánico), zambas “Rosal de Amor” (Domingo Riverol), “Por una Mujer (Maciel), valses, etc.

Sin duda, el más célebre de sus poemas es “Apología del Tango”, del que dejó una estupenda grabación Azucena Maizani: Tango que me hiciste mal/ y sin embargo te quiero,/ porque sos el mensajero/ del alma del arrabal,/ No sé que encanto fatal/ tiene tu nota sentida,/ que en la mistonga guarida/ del corazón se me ensancha,/ como pidiéndome cancha/ al dolor que hay en mi vida”.


Un canto de despedida a Aquello que no pudo Ser

LA CHICA DE "EL ADIOS"
(Maruja Pacheco Huergo)


La muchacha –21 años en aquél 1937- se sentó al piano y...Mejor, nos lo cuenta ella misma: “Serían aproximada mente las dos de la madrugada, primavera en el tiempo, en la amplia sala mi madre y yo, ella tejiendo, yo, improvisando sobre el teclado algo que iba naciendo...

“Me gusta, terminala”, -dijo mi madre-. Sin darme cuenta, la obra quedó concluida. Mi madre volvió a decirme: “Que lindo si Ignacio Corsini pudiese escucharla”. Me entusiasmó la idea y me puse dar con el “Caballero Cantor”.

Corsini escuchó con atención toda la partitura, espontáneamente me dijo: “Tengo un amigo poeta, Virgilio San Clemente, él podría hacerle los versos”.

El 3 de febrero de 1938, Corsini llevaba al disco aquél tango de Maruja Pacheco Huergo (1916-1983) con letra de Virgilio San Clemente, titulado “El Adiós” (“Así tenía que llamarse: “El Adiós”, porque era un canto de despedida a aquello que no pudo ser”, refería la compositora).

De allí en más, lo grabaron no pocas de las voces célebres del cancionero universal: Alfonso Ortíz Tirado, Raquel Meller, Ranko Fujisawa, Pedro Vargas, Juan Arvizu, Fernando Albuerne y tantos otros.

Maruja (María Esther, en sus documentos) compuso otros tantos tangos: “Llámame”, “Tu Silencio”, “Tango del amor que Vuelve”, “Canto de Ausencia” (con Manzi), “Tango para una Madre” (con su esposo Ferradás Campos), etc. Y abordó inclusive, diversos géneros (Miguel de Molina lo popularizó en su tanguillo “El Sombrero de Jipi-Japa”), pero le bastó “El Adiós” para perdurar en la devoción popular.


Un rostro inconfundiblemente Misterioso

UN ANGEL DE ARRABAL
(Marlene Dietrich)


Fué el de Marlene Dietrich uno de los rostros más sensualmente enigmáticos de la historia del cine. Cuando el director Josef Von Sternberg buscaba, mediante fotografías, a la protagonista para “El ángel Azul”, exclamó al verla: “Hermoso trasero, pero necesita un rostro”, al conocerla personalmente, corrigió: “¡es el rostro que buscaba!”.

En ese mismo año (1930), Marlene estrenaba en Berlín “Johnny”, del pianista y letrista Friedrich Hollaender. Era una canción lenta, acaramelada, pero su temática delataba la típica sensualidad del tango a la europea.

Así lo comprendió Marlene mucho después, cuando lo entonó en 1954, en el Café París, de Londres, mientras a sus espaldas la orquesta de George Smith machacaba precisamente un ritmo de tango. Y como tango, la actríz –cantante lo grabó siete años más tarde, secundada por Burt Bacharach, y haciendo un derroche de sex-appeal capaz de descongelar al alemán más inconmovible.

Todavía hoy, cuando volvemos a escucharlo, la sensualidad de la Dietrich amenaza desbordar el surco del disco con aquellos versos que –según hemos traducido- dicen: “Johnny,/ cumplilos muy felíz;/ ¡que fiesta te darás/ juntito a mí!/ Johnny,/ las cuatro y media dan/ y temo que me voy/ a retrasar./ Johnny,/ la noche es de los dos,/ yo misma voy a ser/ mi obsequio para vos.../ Johnny,/ ¿por qué los cumplirás/ un día de algún mes/ y nada más?...”.

Esta mujer, que pasó fugazmente por el tango, nació el 27 de diciembre de 1901 (¿o de 1898?) y falleció el 6 de mayo de 1992. Demostró poseer, además de un “hermoso trasero”, un rostro inconfundiblemente misterioso. Las dos apreciaciones de Sternberg –erotismo y talento- se funden a la perfección en su versión de “Johnny”.


El autor del popularísimo tango "El ciruja"

ENTRE BACH Y AROLAS
(Ernesto De La Cruz)


Pese a que ejecutara el bandoneón, nada hacía sospechar que aquél jovencito –nacido en Concordia, Entre Rios, el 8 de septiembre de 1898 y radicado en Buenos Aires desde 1909- terminaría siendo intérprete y compositor de tangos. Su pasión ,por entonces, era la música clásica.

Pero, alrededor de 1920, la carrera musical de Ernesto Natividad de la Cruz dio el más inesperado giro. Acababa de componer un tango. Lo tituló “El Chinchorro”.

En 1923 estaba ya al frente de su Orquesta Típica. El debut de produjo en la Cervecería Alemana del Balneario Municipal, tres años más tarde componía uno de los clásicos de la música porteña “El Ciruja”, que estrenó en ese mismo 1926, mientras actuaba en el Café El Nacional, la letra de Alfredo Marino, fué entonada por el cantor Pablo Eduardo Gómez.

Ignacio Corsini fué el encargado de llevarlo al disco. Poco después hacía lo propio Carlos Gardel. De allí en más, sus tangos serían grabados por nombres de la talla de Juan Maglio “Pacho”, Agustín Magaldi, Rafael Rossi y muchísimos de los intérpretes tangueros posteriores.

Cuando lo conocimos, poco antes de que cumpliera 80 años, don Ernesto tenía en su haber unas mil composiciones, entre ellas, los tangos “El Batidor” (con Marino), “Los Bueyes” (Carlos de la Púa), “Hermano Tango” (Francisco Gorrindo), “De Frente” (Juan Carlos La Madrid), “Muchachada” (Lito Bayardo), “Cuando escucho un Tango viejo” (Julián Centeya), “El Poncho del Recuerdo” (Dante Linyera), “Es Inútil salvarnos” (Leopoldo Díaz Velez)...

Nos quedó, de la breve amistad que mantuvimos con el bandoneonista –breve porque falleció el 14 de noviembre de 1985-, el recuerdo de un ser humano humílde, noble y generoso. También inolvidable.


domingo, 12 de octubre de 2008

La Letra del Tango dentro de un Nuevo Estilo


UN GRAN OLVIDADO

(Armando Tagini)


Armando José María Tagini (1906-1962) es uno de los grandes olvidados del tango. Muy pocos estudiosos se han preocupado por rescatar su biografía y su obra; sólo conocemos un único trabajo importante al respecto, el de Gaspar Astarita.

Sin embargo, fué uno de los más importantes letristas del tango. Tanto que, cuando apenas contaba con 21 años, nada menos que Gardel le llevaba al disco “La Gayola”, “Gloria” y “Perfume de Mujer”. Pero, además de letrista fué también compositor y cantor, hizo sus primeras armas como intérprete vocal, por Radio Brusa en 1926 y continuó cantando hasta 1933.

Evidentemente, el letrista que había en él terminó por eclipsar al cantor de tangos, que por otra parte, nunca llegó a grabar.

Precisamente como letrista logró conciliar en sus obras lo descriptivo con lo romántico y abrió así paso a la lírica de Homero Manzi, que bien podría definirse como una evolución de la de Tagini.

A su inspiración se deben los versos de “La Gayola” (Rafael Tuegols), “Gloria” (Humberto Canaro), “Mano Cruel” y “Buey Manzo” (ambos con Carmelo Mutarelli), “Esponjita” (René Cóspito), “Marionetas”, “Misa de Once”, “Perfume de Mujer” (los tres con Juan J.Guichandut), “Brujería” (Elvino Vardaro), “El Recodo” (Alejandro Junnissi), “El Cornetín del Tranvía” y “Menta y Cedrón” (ambos con Oscar Arona), “La Marcha Nupcial” (Juan V.Clauso), “Bajo Fondo” (Ciriaco Ortíz) y tantos otros.

Si, Tagini es uno de los grandes olvidados. Algunos de sus tangos, sin embargo, han quedado en la galería de los clásicos y en el corazón del pueblo.


Un Poeta de Refinada Inspiración

LETRISTA COMPLETO
(Juan Andrés Caruso)

Juan Andrés Caruso nació en La Plata el 20 de septiembre de 1890 y murió en Buenos Aires el 1º de marzo de 1931. En 1917 inició su vinculación con el tango escribiendo la letra de “Cara Sucia” de Francisco Canaro.

Jorge Larroca, en su libro “San Cristóbal, un barrio olvidado” (Buenos Aires, 1969), da una nómina de los versos cantables compuestos por Caruso: sesenta tangos, doce valses, dos estilos, tres zambas, dos rancheras, una milonga, un pasodoble y una vidalita. Larroca aclara que su nómina no es completa.

Agreguemos que esas composiciónes más que de la inspiración del poeta son producto de la destreza del letrista. Por lo demás, Caruso –que inició su carrera literaria en el periódico “Hojas del Pueblo” de Bahía Blanca- fué autor de treinta y dos obras teatrales –cuya nómina aparece también en el mencionado libro de Larroca-, que lo mismo incluyen evocaciones históricas “El Tigre de los Llanos” (1924), “Juana de Azurduy” (1928) como piezas destinadas sólo a conquistar una fácil y rentable aceptación popular.

Con relación al tango “La Última Copa” cuenta Francisco Canaro en “Mis Bodas de Oro con el Tango” (Buenos Aires, 1957): Hallándome en París, en 1925 y siendo Caruso secretario-representante de la compañía Muiño-Alippi, me escribió pidiéndome música para un tango al que él pondría letra para ser estrenado por dicha compañía en el teatro Buenos Aires, en una obra de Julio F.Escobar titulada “La Última Copa”.

Correspondí gustoso al pedido del viejo y buen amigo de tantas horas, enviándole el tango que bauticé con el título de “La Pieza de Escobar”.


Una Figura dotada de Relieves Propios

UN VIOLÍN LEGENDARIO
(Ernesto "El Pibe" Ponzio)


Ernesto Ponzio (conocido como “El Pibe Ernesto”) fué una leyenda en vida. Doblemente célebre como músico y como guapo, pasó su existencia entre el escenario y la cárcel.

Había nacido el 10 de julio de 1885, algunos creen que en Buenos Aires, pero en ciertos documentos policiales consta su orígen uruguayo: “Ernesto Ponzio es oriental”, “reside en el país desde muy pequeño”.

En 1898 -con apenas 13 años- ya había compuesto su primer tango. ¡Y que tango! Como que se titula “Don Juan”, es decir uno de los clásicos de la Guardia Vieja. En 1899 conformaba su primer conjunto con el violinista Genaro Vázquez y el flautista Luis Teisseire. En 1902 comenzaba a ser huésped de los calabozos, un proceso por lesiones daba inicio a su extensa incursión por las cárceles.

En 1929 –a un año de cumplida su última reclusión, esta vez en el penal de Ushuaia –Carlos Gardel le grababa su tango “Culpas Ajenas”. Además de las composiciones citadas, el mítico violinista compuso “Ataniche”, “¡Quiero Papita!”, “Contraflor”, “¿De quién es Eso?”, “Contámela que te Escucho”, “El Taura”, “ Salute con la Tachuela”, “18 Kilates” (Tangos); “Avellaneda”, “Milonga de mi Barrio”, “Los Inmortales” (Milongas); “Tardes Pampeanas”, “Al caer la Tarde” (Estilos) y varias obras más.

La prisión interrumpió una y otra vez su actividad artística, fué por eso que nunca logró dejar en discos el sonido de su violín. Sin embargo, podimos oírlo en la película “TANGO” (1933), con su Orquesta Típica de la Guardia Vieja, cuya dirección compartía junto a Juan Carlos Bazán.

El 21 de octubre de 1934 abandonó para siempre su instrumento y su facón; la muerte lo había reclamado.

Nos dejó sus tangos y su leyenda.


Un sonido Inconfundible

UN GRANDE DEL VIOLÍN
(Enrique Mario Francini)


El hecho de que, desde 1958, haya sido primer violín de fila de la Filarmónica de Buenos Aires no quita que haya sido uno de los tangueros más auténticos. Es más, el caso de ENRIQUE MARIO FRANCINI se ha dado en otros músicos que supieron conjugar la música porteña con la clásica, desde Juan José Castro y los Bolognini hasta José Bragato y Fernando Suárez Paz.

Nacido el 14 de enero de 1916, luego de pasar por algunas orquestas como las de Juan Elhert y Argentino Galván, Francini integró la inolvidable y fundamental típica de Miguel Caló, semillero de virtuosos que a su tiempo, formarían sus propias agrupaciones de reconocida trascendencia. Entre ellos, Armando Pontier, con el que codirigió su primera orquesta, un conjunto de avanzada para la época que deleitó los oidos porteños durante una década.

Integrante de típicas evolucionistas, como lo fueron las de Galván y Caló, Francini podría estar al margen del movimiento de vanguardia. Así, en 1955, el OCTETO BUENOS AIRES que conducía Astor Piazzolla, lo contó entre sus instrumentistas. Posteriormente integró otras formaciones de indiscutible calidad, el septimino LOS ASTROS DEL TANGO –dirigido por Galván-, la orquesta LOS VIOLINES DE ORO DEL TANGO y el QUINTETO REAL.

Compuso sus tangos, valses y milongas –no pocos de ellos ya clásicos- “sólo con yuntas de lujo”, según sus propias palabras: Homero Expósito (“Oyeme”, “Azabache”, “Pedacito de Cielo”, “Ese muchacho Troilo”), Julián Centeya: (“Lluvia de Abril”, “La ví Llegar”), José Bahr: (“Mañana iré Temprano”) y entre los instrumentales “Tema Otoñal” y “Delirio”.

El 27 de agosto de 1978, se desplomaba en el escenario de CAÑO 14, mientras atinaba a decir “¡Mi violín!”.

Supo morir en su ley.