martes, 5 de octubre de 2010

Uno de los Grandes Fraseadores del Tango

ROBERTO RUFINO
(La Voz Dramatica del Tango)


Escuchar a Roberto Rufino entonar María o La Novia Ausente o Malena o cualquiera de los tangos que había elegido para su repertorio, era advertir que ese tango iba desgranándose de apoco y que las palabras surgían por separado, sin dejar de integrar el todo que las reunía, con la fuerza propia que debían tener en su contexto.

Nació el 6 de Enero de 1922 en la calle Agüero nº753 -en pleno barrio del Abasto- Hijo de Lorenzo Rufino y Agustina Guirin, aunque en su partida de nacimiento figura el día en que fué inscripto, el 8 de ese mes y año. 1938 será el año clave de Roberto Rufino, Carlos Garay, representante de Carlos Di Sarli lo oyó cantar el tango de éste y Enrique Carrera Sotelo "Milonguero Viejo", se lo hizo saber a su representado y éste lo incluyó en su orquesta típica, con la que el cantor accedió al disco el 11 de diciembre de 1939, con el tango "Corazón" de Di Sarli y Héctor Marcó. La fama ya lo había tocado con su varita mágica y "a los 21 o 22 años, tenía un historial discográfico sin precedentes. En efecto, llegó a grabar junto a Di Sarli 46 páginas. Entretanto tuvo dos breves paréntesis, con las orquestas de Alfredo Fanuele (1941) y Emilio Orlando (1942), para retornar con "El Señor del Tango" en 1943.

Roberto Rufino en LR3

Fue uno de los grandes fraseadores del tango. En sus labios, las palabras cobraban vida por separado dentro de la letra.

Un año más tarde, se desvinculó de la orquesta que lo lanzó a la popularidad; era tiempo ya de probar suerte como solista. Debutó en calidad de tal, acompañado por su orquesta, que puso bajo la batuta de Atilio Bruni, en Radio Belgrano, donde se lo llamó "El Actor del Tango". Posteriormente dirigieron su agrupación acompañante Alberto Cámara -con la que grabó su primer 78 como solista, para el sello uruguayo Sondor en 1945- y Porfirio Díaz, con la que registró el segundo disco, en la Víctor chilena (1946).

Entre los años 1947 y 1950 volvió a convertirse en vocalista de orquesta ajena, las que dirigían Enrique Mario Francini, Armando Pontier y Miguel Caló, para continuar en calidad de solista entre 1952 y 1954. Durante los dos años siguientes, fué cantor de Roberto Caló, y luego siguió como solista, salvo breves intervenciones con algunos directores, como ser Enrique Mario Francini (1957), Armando Pontier (1961-1962), Aníbal Troilo (1962-1965) y Miguel Caló (1966), para registrar un (LP) larga duración. Resulta curiosa la breve labor de Rufino como cantante melódico, bajo el pseudónimo de Bobby Terré, con el que, puede decirse, no quedó precisamente en la historia. Como tal, realizó grabaciónes entre 1957 y 1960, alternando con su propio nombre como tanguero.

Sus actuaciónes en la sala mayor de Radio El Mundo, con la asistencia de público, fueron ocultadas tras una máscara, de modo que se lo presentaba como "El Enmascarado Bobby Terré"; no era cuestión de avivar a la gilada. Tuvieron repercusión en la época sus interpretaciones de "Adios Adios Adios...", "El Teléfono", "Vuelve", "Amor" y "La Luna y el Sol". Pero eso fue todo. Terré volvió a ser Rufino y Rufino no volvería a alejarse del tango.

Una tarea menos difundida que la de cantor, aunque no por ello ignorada, fue la de compositor y letrista. Es autor de numerosas obras, como "Muchachos, arranquemos para el Centro", "Eras como la Flor", "¡Como nos Cambia la Vida!", "Calla", "Destino de Flor", "Dejame vivir mi Vida", "La Novia del Suburbio", "Soñemos", "En el Lago Azul", "No Hablen mal de las Mujeres", "La Calle del Pecado", "El Clavelito", "Carpeta", "El Bazar de los Juguetes", "Los Largos del Pibe", "Manos Adoradas", "¡Que quieren...Yo soy Así!, etc. Entre sus colaboradores autorales -músicos y letristas- se contaron Roberto Casinelli, Manolo Barros, Mario César Arrieta, Marvil, Roberto Caló, Cholo Hernández, Julio Navarrine, Héctor Marcó, Horacio Sanguinetti, Reynaldo Yiso, Angel Cabral", Alberto Martínez, Alejandro Romay y otros. Sus últimos años fueron de incansable actividad. En 1997 fue declarado "Ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires", y en 1998 "Ciudadano ilustre de la Cultura Nacional"


Era la culminación de su trayectoria, una culminación sin dudas , merecida. El 24 de Febrero de 1999, su corazón dejó de latir en la sala de terapia intensiva de la Fundación Favaloro. El 25 por la mañana, el pueblo despidió sus restos en el Cementerio de la Chacarita, entonando aquél tango que tanta veces su modo de decir había desgranado palabra por palabra, como para que no se perdiera el sentido de lo que había escrito el autor: "Malena canta el tango como ninguna..."; Acaso sólo faltó una cosa, haber dicho Rufino en lugar de Malena.

1 comentarios:

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