EL BANDONEÓN DE FRESEDO
Fue la de Osvaldo Fresedo una de las figuras fundamentales de la historia del tango, que tuvo como protagonista por espacio de casi sesenta años de labor brillante e ininterrumpida.
Leyendo un artículo del Dr. Luis A.Sierra, encontramos un juicio que consideramos de interés reproducir por todo lo que significó el autor de "Sollozos", pero también por lo que encierra aquel acerca del tango, como expresión de nuestra cultura. Dice Sierra: "Desde los comienzos de su primera orquesta, allá por 1919, se advirtió ya la calidad musical y el equilibrio sonoro que iba a prevalecer como sello inconfundible y preponderante de toda su trayectoria profesional.
Fue introduciendo en la ejecución instrumental del tango recursos tan interesantes como los "stacattos" pianísimos, los "crescendos" ligados y los atractivos efectos de síncopa en una constante gama de matices de muy variado colorido; Además fue concediendo también mayores oportunidades de lucimiento personal a los instrumentalistas, incorporando los solos de piano de ocho compases y colocando en primer plano los contracantos de violines (impropiamente denominados "armonías") con mayor autonomía de expresión a la vez de renovar los expresivos y sobrios fraseos de bandoneón en la mano izquierda.
Incluso se permitió el lujo de introducir en esas evolucionadas formaciones algunos timbres instrumentales no tradicionales del tango, como cierto fondo de percusión discretamente utilizados, pantallazos oportunos de vibrafon y algún aporte ensamblador de las cuerdas con delicados toques arpísticos. Todo dentro de un contexto orquestal de perfecto ajuste y refinado buen gusto. Y por supuesto conservando intactas las concepciones rítmicas y melódicas que hacen a la esencia misma de nuestro tango, es decir los atractivos de la belleza musical inteligentemente conciliados con la autenticidad inconfundible de una manifestación artística eminentemente popular".
"Como ejecutante, podría decirse que de los bandoneonistas que alcanzaron notoriedad, Osvaldo Fresedo fue el que conservó mayor semejanza interpretativa con las fórmulas de ejecución propuestas por Eduardo Arolas en cuanto a estilo, sobriedad, sonoridad y concepción armónica directa, sin amanerados rebuscamientos virtuosistas y de profundo respeto por la melodía originaria".
Leyendo un artículo del Dr. Luis A.Sierra, encontramos un juicio que consideramos de interés reproducir por todo lo que significó el autor de "Sollozos", pero también por lo que encierra aquel acerca del tango, como expresión de nuestra cultura. Dice Sierra: "Desde los comienzos de su primera orquesta, allá por 1919, se advirtió ya la calidad musical y el equilibrio sonoro que iba a prevalecer como sello inconfundible y preponderante de toda su trayectoria profesional.
Fue introduciendo en la ejecución instrumental del tango recursos tan interesantes como los "stacattos" pianísimos, los "crescendos" ligados y los atractivos efectos de síncopa en una constante gama de matices de muy variado colorido; Además fue concediendo también mayores oportunidades de lucimiento personal a los instrumentalistas, incorporando los solos de piano de ocho compases y colocando en primer plano los contracantos de violines (impropiamente denominados "armonías") con mayor autonomía de expresión a la vez de renovar los expresivos y sobrios fraseos de bandoneón en la mano izquierda.
Incluso se permitió el lujo de introducir en esas evolucionadas formaciones algunos timbres instrumentales no tradicionales del tango, como cierto fondo de percusión discretamente utilizados, pantallazos oportunos de vibrafon y algún aporte ensamblador de las cuerdas con delicados toques arpísticos. Todo dentro de un contexto orquestal de perfecto ajuste y refinado buen gusto. Y por supuesto conservando intactas las concepciones rítmicas y melódicas que hacen a la esencia misma de nuestro tango, es decir los atractivos de la belleza musical inteligentemente conciliados con la autenticidad inconfundible de una manifestación artística eminentemente popular".
"Como ejecutante, podría decirse que de los bandoneonistas que alcanzaron notoriedad, Osvaldo Fresedo fue el que conservó mayor semejanza interpretativa con las fórmulas de ejecución propuestas por Eduardo Arolas en cuanto a estilo, sobriedad, sonoridad y concepción armónica directa, sin amanerados rebuscamientos virtuosistas y de profundo respeto por la melodía originaria".
Osvaldo Fresedo ejecutando su Bandoneón
"Como Arolas, tampoco es solista por excelencia, no siente el tango para expresarlo instrumentalmente solo con miras al lucimiento preciosista del concierto. Pero lo mismo que Arolas, logra Fresedo lo fundamental, lo más difícil en la ejecución bandoneonística del tango que es el ligado de los sonidos, arte sencillo y a la vez complejo de desterrar las estridencias antimusicales y las espectacularidades vacías de contenido artístico.
Prefiere Fresedo diluir sabiamente su bandoneón conductor en la proyección integral de la orquesta, amalgama de sonido y depurada musicalidad en el esmerado empleo de los matices y en el buen gusto de la difícil simplicidad de sus siempre equilibradas y originales versiones".
Prefiere Fresedo diluir sabiamente su bandoneón conductor en la proyección integral de la orquesta, amalgama de sonido y depurada musicalidad en el esmerado empleo de los matices y en el buen gusto de la difícil simplicidad de sus siempre equilibradas y originales versiones".
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